Amar Viajar – Blog de viajes

Y llegó el día… En otra realidad, hoy nos iríamos de vacaciones en familia, en un viaje muy especial para festejar por primera vez mi cumple en otra ciudad, en este caso Nueva York! Como cumplo el 4 de julio, siempre quise pasarlo en Estados Unidos con los mega festejos por su independencia.

En este preciso instante, estaría ultimando pendientes del trabajo y del viaje, guardando las últimas cositas en la valija.

Varias horas antes del vuelo, iríamos a Ezeiza a ponernos en #ModoAeropuerto. Seguro nos llevarían mis papás, que aman tanto viajar que ya en el Aeropuerto sienten que viajan un poquito!

Haríamos el check in, rogando que nos den un asiento extra, si sobra, para que Ari de casi 2 años no viaje a upa en su último viaje como infante. Luego nos despediríamos de mis padres al pie de las escaleras mecánicas que te llevan «del otro lado», como me gusta decirle al tramiterío para salir del país.

Daríamos una vuelta por el Duty Free Shop y recorreríamos el aeropuerto, porque amo los aeropuertos. Seguro Ari jugaría un rato en el sector gratis para chicos de Ezeiza. Después elegiríamos a qué sala VIP ir para cenar y esperar el vuelo.

Un rato antes de la hora de embarque, nos acercaríamos a la puerta para esperar sentados nuestro turno para subir al avión. Y en el avión nos acomodaríamos con lo mínimo indispensable a mano (yo como siempre en la ventana porque #TeamVentana) muy ilusionados con el viaje que comienza…

Nada de esto va a pasar. El vuelo se canceló y por el momento no hay nueva fecha para este viaje. Y cuando se pueda volver a viajar, muchas cosas cambiarán en el procedimiento de aeropuertos y aerolíneas, por lo que este relato es parte de un nostálgico pasado.

En vez de pasar mi cumpleaños viendo los fuegos artificiales en la Estatua de la Libertad, será en casa en plena cuarentena. Eso sí, con la mejor compañía que podría tener, aunque extrañando a quienes no puedo ver hace meses.